Se retorcía/liaba el pelo xx? -los cabellos entre sus dedos- igual que lo hace la lumbre/flama nerviosa remontando/insuflando/absorbiendo el aire de todas partes -las cosas de su alrededor...- Ahora la puedes besar. -Pensé. Si, lo deseo... atacaré sin cuartel. -Pero tampoco me ayudó la idea porque me puse algo nervioso-. -¡Anda!... Señor, don no merece la pena, tu nombre me da risa... ¿Pero por dónde/de qué? ¿Qué hiciste al final...? Nada. P.D. Muchas veces nos quedamos mirando/-absortos- imaginando lo que vamos a hacer de manera que después no sabemos si ha pasado/-está pasando- o ha sido todo un sueño/alucinación... El caso es que lo descontamos como real -de la vida misma- incluso lo sentimos como hecho. Esa doble identidad del yo pensante que deja aturdidos al resto en su lecho de muerte... La intención no basta/pero es suficiente -satisface- en la mayoría de los casos-. Somos de/para lo que queremos un obstáculo más...
Etiqueta: final
Bebo de tu imagen
Bebo de tu imagen x conforme mana de mi memoria. Un anillo en el colmillo del lobo del miedo con un contrato social vira por la fuerza del viento convirtiendo en ventilador a la veleta pez que se hace vela y nos empuja al arbitrio de un echarlo a suertes... La luna como un borrador de nata ha abierto un pozo en el pecho de la noche... Un rodillo trazador de sastre recorre el patron del dibujo que alguien sugirió y que las estrellas están hartas/cansadas de tanto latir en medio de tu nada. No dan abasto ante la profundidad insaciable de la oscura negrez de lo sin luz. Inerte piel entre miles de diminutos cálices de eucalipto con la tapa del copón/casco árabe como una púa genuina a la descalza ambición de dejar marcada la naturaleza porque tú has pasado/posado ahí con una foto de almanaque relámpago... Una mancha de galipote en el talón tizna la chancla. Una trenza de soga de cabellera abundante recoge como una tripa de intestino grueso el barreño de los juguetes. Un tendedero lleno de gotitas como un cable de golondrinas de cristal puestas del revés... Una pinza amarilla olvidada, un niño con el tirachinas tenso, una inercia que nos conduce a temer lo peor. La calabaza de tú termómetro ha derramado una gota de mercurio sobre el cristal de la nieve haciendo un pozo vertical que mina hasta la base de su tronco/cuerpo como la sangre del Octavo Pasajero... Una hormiga se ha adentrado por el laberinto del esqueleto abandonado de un caracol macho adosado a la pared de cal fallecido desde que se escondió al pleno sol desde el balcón de nuestras miradas... Su escultura/túneles de nácar albergan el contorno/ moldes del cuerpo que debíamos haber tenido, del mismo tamaño al que abandonó en vida... Una babosa se restriega con el tronco que lame su caldo viscoso ante el inmutable ajeno ya. Te imaginas la boca con cierre de velcro, cremallera, cosida con hilo palomar, sin poder articular palabra alguna, ni poder estropearlo todo. Una serpiente con escamas de escarcha corre veloz por el cauce de la voz que no se acaba... El poso que enturbia el agua ya ha ocupado su lugar. Condones llenos de no vida se secan en la orilla de la carretera. La cresta de gallo flácida desajustando/ destartalando el canto de la mañana... Una cabellera de lombrices rojas o de algas/ pelos verdes mecidas en el fondo del estanque al compás de la corriente de las aletas de los peces de colores mientras renacuajos ocultos son devorados por la araña buzo que sabe de su escondite. El amanecer incendia la casa con el reflejo brillante del cristal de la ventana. Un arco de sables en columna se clavan en su interior... El botón pausa de la noche no significa nada, la grabadora sigue a lo suyo. El postre/disparo es el último camino. El final a todo. -Y no volver sin haberte despedido... ¡qué valor...!