Me gusta ese olor a gas xx
que despide la estufa de butano
cada vez que la manejo,
porque en alguna ocasión me recuerda
las noches de estudio -en ese apretón de ultimísima hora/
oportunidad ante los exámenes de invierno-.
De cómo sucumbías “ensoñiscado”/entretenido
con cualquier pensamiento antes que leerte los apuntes...
¡A pajera abierta!
Y te abandonabas embriagado bajo los efectos anestésicos,
-efluvios que manaban entre las faldas
de la mesa camilla-.
No le ponías traba alguna
y te abandonabas
ladeando la cabeza hacia un brazo del sillón
en el que te rendías -tapado hasta el cuello-.
Apenas una de tus extremidades asomaba
sosteniendo el libro con dos dedos
o el folio/hoja del cuaderno
que se difuminaban borrosos...
teniendo una y otra vez que releerlos
sin haber retenido absolutamente nada de nada
en tu querida/-necesitada memoria-.
Ante lo cual...
tomabas la sabia determinación de avisar
-llamando o dejando una nota a tu madre-
Para que te despertara temprano
a la mañana siguiente...
Así claudicabas ante el encanto del sueño
que te había venido siguiendo
desde el mismo instante
en el que te sentabas tan cómodo.
Todo ello mezclado con unas gotitas
de sensación culpa/alivio
difícil de diagnosticar...
Y entonces te ibas a la cama guiado,
cogido de la mano
o en brazos de uno de tus ángeles favoritos
-de los que tiene a su lado-
la Virgen del Perpetuo Socorro.
-Que por cierto- se quedaban en la puerta del aseo/baño
comedido, educados como nadie.
Y te esperaba mientras rendías culto/
-cuentas al día-.
Rara vez esas pocas horas de descanso
saciaban/ ni relajaban tu cuerpo de la vigilia
pero al dejar una vez más algo para el después...
El sentirte bajo esa liberación de la obligatoriedad,
me parecía que había ganado... -no sé en qué-
pero lo notaba.
Una de las cosas que hacían espabilarme justo
cuando menos lo necesitaba
era la diferencia de temperatura entre el vago
que se había levantado del sillón,
y el resto de la casa...
Otra, el ir caminando sin aclimatarme
lo suficientemente rápido
a la decisión que había tomado, y el acoso
-reo de las tareas pendientes- dándome vueltas
en la cabeza
como las moscas a la basura...
Por eso creo que a veces se debe de afrontar
la responsabilidad
en el ejercicio de lo que debemos hacer
-en lugar de huir-, porque tarde o temprano nos alcanza
y no escapamos a su presión/prisión
hasta que lo hayamos hecho.
No dejo de esperar cualquier tren que me saque de aquí
tan puntual como siempre
en la estación que ya conoces de sobra.
-La del vago...-
Con ese proyecto de soterramiento en el aire
que desde el primer día se podía leer
en los carteles de mi ciudad.
En el horizonte se pierden las vías
con el vagón de cola del último que acabo de perder...
A otros los he visto pulular como culebras
por las calles de mis telarañas/ideas
como un Metro en superficie
oliendo igual que la trasnochada locomotora;
a viejo hierro en fricción y la grasa rebosante
-fuera de sus tornillos/cabales-
sujetando la paradójica desquicia
de no saber a qué hora llegara el próximo.
Como las obligaciones pendientes del ayer y hoy
que se quedan en el andén
junto al resto del equipaje que no voy a necesitar
dentro de "na".
Ni me perseguirán las preocupaciones
ni añoranzas incumplidas,
ni se caerán las monedas/canicas de los bolsillos rotos
ni de arrodillarme ante ti, destino.
Ni sentiré las vergüenzas de cómo has jugado conmigo
-al gato y el ratón-
Te espero... y sigo sin cumplir
con las expectativas para las que me creaste.
Si es que las sabe alguien.
Tu siervo amado te recuerda que no seas demasiado arisco
con en-tu adiós de/-ni de mi última hora en fuga-
Ya no hay gas, ni exámenes, ni porras con chocolate...
Un abrazo bien fuerte, -casi como el tuyo-
antes de que me lo des tú a mí
y me dejes sin respiración...
-Creo que has suspendido¿?
¡Ya.
Etiqueta: embriagado
Sufrir/dormir…
Sufrir/dormir... ¿Qué más da? xxx+
Estar siempre delante de uno
-eso sí que es triste-.
Que fácil sería dejarse conquistar
presa del sueño
y cerrando los ojos abatido
ceder a la presión de las cosas...
Quién puede saber con/en cada viaje
cual es su destino final,
y si lo busca
encontrarlo igual que imaginó.
Irte, volver...
volverte a ir/ o para no volver.
Partir casi sin quererlo, porque sí...
cada vez más lejos más a menudo.
Sin horizonte, sin red/sin cielo ni fronteras
...y tardando un segundo menos en reconciliarte
hacerte eco de una conciencia.
Soñar
desprovisto de alas... embriagado/ medio borracho
por los confines del universo.
¡Qué felicidad tan intensa/inmensa!
¡Qué paz tan infinita y maravillosa...!
Errante, sin fuerza alguna
por los páramos del instinto/intelecto/
intestinos del caos que se expande atravesándonos.
Vagabundo... perdiéndote en caída libre
hacia el vacío aventurero/amodorrado
-sin apreciar ser cuerpo de nada-.
Irte... volver una y otra vez.
Y así cuantas veces sean necesarias.
Salir de ti/de tu vida, de tu conocimiento/
-ente en soledad-
con la lentitud/cadencia dúctil
de un suspiro de fe.
Y sucumbir en su profundo plácido letargo/
latido coherente contigo mismo.
Olvidado/
olvidándote del olvido que te busca necesario
y quién sabe si también para lo que nunca pasó
o el nunca jamás de lo ocurrido...
Irte/ y volver
sin más problemas que el mismo cansancio
de la penúltima vez que te aguarde/persigas/
lo encuentres/aguantes...
Y adivinar/ -trazar conjeturas con los dedos-
en el cristal empañado/empeñado/
preñado del pensamiento.
Apisonadora que te pasa por encima
que te plancha sacándote las tripas/-sesos fuera-
esparcidos por el pavimento
friéndose abrasados
por el sol y el alquitrán de la perra experiencia.
Esos días malgastados/mal olientes desmenuzándote
como pasto/ratas del diablo.
Irte, volver
volverte a ir.
Frente a frente... ante la ilusión perdurable
-quemada/podrida ya nuestra suerte-
al fin muertos de/entre todo lo que existió.
Envueltos en maderas de pino/púas/penas
regalo de/a la tierra por su traición.
Y echar en falta quizá -como motor-
lo que no tuvimos ni conocemos aún.
Ir, volver...
¿¡Pero qué es esto!?
¿De qué se trata!?
¿Dónde voy...?, ¿de qué vuelvo?
Nada/todo, yo... el mundo/
Y mis particulares ojos detrás de la ventanilla,
al otro lado sentado/echado en/hacia su hombro
inane/estéril/descarnado/invisible,
empujado por la inercia de lo inconsolable/
inconcebible.
Sigo/ espero... sueño conmigo dentro
en el escándalo/cámara/intervalo de pasiones
-una y cien mil veces harto-.
Y yo, otra vez yo... delante mía.
¿¡Qué hago aquí!
¿Qué soy...!!?
Me persigo/persino en su reverso y me venero
me veo raro, muy raro
-como a un extraño-.
Igual que una batería de fotos/cruz/soga/trofeo...
relicario al cuello de un ahogado/ahorcado.
Es difícil mirar, abrir los ojos
y ver siempre al mismo!
Y así: yo, la vida... uno.
¡Estoy/sigo... espero!
Irte, volver...
¿A qué/de qué!?
¿Y qué me importa ya...?
Si no soy más que nada. La nada
del antes de mi concepción ya gastado
-un asco de lo no nacido-.
Acaso...
un cacho/reducto minúsculo de espacio/tiempo
escupitajo echado a perder.
Y pareciéndome verdad entre todo ello
-un engaño más...-
No, nada... soy nada.
Nada sobre la nada más inmunda y miserable
que se haya gestado jamás.
¡Menos que nada...
maldita y bienaventurada nada.
Y aun así, late mi corazón y lloran mis ojos
cuando me siento tan vil/inútil.
Y aprieto los dientes, los puños
y me tiro de rodillas al suelo
ante ti.../mi yo.
-El que fuimos, el que nunca será-
Y te odio igual que ayer te quise sin saberlo
y no me siento libre de ninguno de los dos.
Y espero...
¡Tengo sueño.../ mucho sueño.
-Rezaré por ti... colega.