A veces llego

A veces llego al verso que busco       xx   
  demasiado tarde.../
como si remontara alguna corriente o "cagando leches" 
-quizás sea eso¿?-.
Nunca me concibo en él
ni doy con la manera adecuada que nos haga visibles/
legibles/leales a ambos.
No soy el remedio para lo que me pasa... -lo sé.

Uso las palabras como el que afila su navaja/cuchillo
y no es así...
ellas no quieren eso y se esconden.
-¿Qué nos queda/qué te preocupa? Él también  lo hace
con todo lo suyo... 
las palabras huyen de su traición/

Bla, bla, bla... bla/bla /es curioso... muy curioso,
su aullido/polvareda te remonta y atormenta.
Por un momento aceptas que todo es así/
que nada es así...  -eso es lo que pienso
hasta que las cosas se pierden de vista.
-¡Por favor...detente/cógelo ya de una vez, 
o calla! 

Y desaparecer entre las nubes igual que llegamos/
como lo venimos haciendo...
  por la pura inercia de la especie.
-Triste aflicción/ficción la mía.
 Quiero multiplicar por diez el pan y los peces
 de lo irrepetible... -mi modo de ver la vida/¿sabes?-.

En este carnaval del infierno
del que me niego a salir sin dejar de ser cómplice... 
Jauría que lo devora todo/ 
desde su cielo de sonrisa fácil -dioses inestables-
en su charco de agujas/corazón al rojo vivo
sanguijuelas que nos beben/nos chupan el saín
llenándonos de horas maduras... -ya casi muertos-
basura del inconveniente por haber nacido/
que nos traspasa como la lanza del romano
el pecho...

Yo ahora su liberador.../ su enterrador
en/a cada latido/palada de/con lo que escribo.
Y dejemos el luto en las lágrimas negras
de lo que no pudo ser.

-¡Y vas y te despiertas...!


Pellizcando del lomo

Pellizcando del lomo          x?
con un corte/rebanada hasta la barriga.
Introduciendo, despegando, agarrando,
tirando con fuerza de la piel
con la punta de los dedos
en sentido contrario del que te ayuda...

Haciendo presa para que no resbale
desde el eje dorsal hasta el centro,
de izquierda a derechas
en ambas/sendas direcciones
al mismo tiempo...
Se desnuda al musculoso conejo
junto a los vapores/esencia del ser
que mana de sus entrañas
víctima del hambre, necesidad
de su dueño...

Ese que los otros días corría 
en el interior de la jaula/conejera
sin la menor idea de todo esto;
de lo que le iba a pasar
ni suponer 
por la más remota imaginación.

Ahora te encuentras frente a frente
con el corazón y la sadura en el plato.
La carne que todavía se mueve
aún tiembla/se agita
presa de algún impulso nervioso
no suspendido/ni fracturado
por el corte.

La sangre con espuma en la zafa de cinc
a punto de cuajar para freírla.
El hígado sin su esmeralda
arrancada de cuajo/extirpada
con la punta del cuchillo
para que nada amargosee.

Los riñones rayados/rajados a la par
en el cuenco de la mano
para que no se deslicen/escapen
y arrojen su zumo/pis.

En cuanto los eches/tires a la sartén
enseguida serán presa del capricho
de algún niño, viejo, anfitrión/
cónyuge/guarda/gato
cocinero o cualquier restaurador 
de la barriga del alma...

La zamarra encajada en la bardiza
o pegada en la pared de yeso...
La pata/rabo en la boca del perro.
Las tripas como un rosario de mierda
echadas junto a los despojos/basura.

En el poyo la arena de río en su bote
de hojadelata/vasija de barro
con el estropajo de esparto junto a él
y un trozo del limón partido...
Listos para hacer borrón 
y cuenta nueva con todo/ 
ya sin él...

¡Ah!, se me olvidaba el delantal, 
con sus grandes bolsillos/tragaderas,
sus tiras/cordones/soga a la cintura/cuello
para que no se mueva/caiga...
Siempre limpio/brillante/impoluto
listo/tonto/inefable
para empezar de nuevo
cada siguiente vez.

Y el otro, el de repuesto, todavía
en el cesto de la ropa sucia/conciencia.
Salpicado con el rostro/rastro
de todos los restos de vida
de cuantas diminutas matanzas necesitaste
para alimentar a ti/su amo, 
dueño y señor.


Noto como tiemblan mis pies bajo tus pasos

Noto como tiemblan mis pies bajo tus pasos,     x 
antes de que llegues ya te siento
como si no quisieras molestar.
Pero el filo/mango de este cuchillo 
están por abrirle una zanja mayor al destino
hacia ese túnel que te haga volar de mi mano 
a sus entrañas.
Que se compriman desgajando/descarnadas 
en ese dulce sosiego
la tensión/dolor que ya no soportan…

Cruje la columna de tablas del puente colgante
cada vez que vienes y lo cruzas, te espero
estirado a ambos lados del campo de batalla
y la de rosas llenas de rocío
que no aguantaban más
dejando caer uno a uno sus pétalos... 
La curva/desniveles de tu piel 
con su máscara de afrodita despeinada
y los gestos que se mudan de escena
en función de esta representación que observo 
desde la primera butaca
son de lo mejor de este lado del mundo...

Y bajas y te sientas otra vez encima
para empezar de nuevo el viaje/viraje...
Giras, te subes a la noria
mareada por el vértigo que se alimenta de ti
y de los dos patinadores 
resueltos en el parque/palacio de hielo 
que se raya enebrando los crujidos/ 
truenos y rayos de la tormenta 
abofeteando al cálido silencio...

Nos enganchamos una vez más del mismo sitio, 
como los caracoles en primavera,
buscando si es que quedaba algún resquicio
para desentumecer/encender/desprender la pólvora 
de su mecha... Lenta letanía/
credo insobornable metamorfoseándose
que no entiende de otra cosa
que no sea llegar lo antes posible al Edén.
Pero de diferentes formas/manera
hasta agotar las ganas de preferir el sueño, el comer
o de echar un cigarro sin antes ladearnos 
cada uno hacia su precipicio/principito azul
degustando el vuelo de las abejas/avispas fatigadas
que han dejado de libar.
Aguijones cuya herida/picor insensibles
descansan con su gusto en medio de los dos.
Verdad que sí cariño? 

-¡Cómo dices...!
Anda ven y déjate de rollos...
que siempre estás escribiendo.
A ver si te fijas, te centras más/mejor en lo que haces...