Ahora viajo en globo xx? a lomos de un supositorio para el dolor dando la vuelta al mundo. Por un intestino, instinto que todos sabemos hasta donde nos lleva/conduce, evacúa y acaba... Nunca podré saber ni averiguar el alcance de mi descontrol/retortijones. Y sigo a la espera del tren o ese autobús con el billete del corazón de papel de fumar entre los labios esperando al revisor para enseñárselo. No quiero que mi peregrinar termine antes de besar al Apóstol, antes de alcanzar las cloacas, -pozos ciegos del conocimiento ante el nivel freatico de los hechos-. Tan lejos ya de esas tardes de gloria con vino dulce, pasto seco, cubatas en alguna cafetería/tasca de la ciudad. O de esa taza de chocolate caliente con galletitas, bizcocho, porras y un par de bellos ojos escuchándome una vez consumido/consumado el ritual post-galanteo. -¡Garrote que no te dan! Tan lejos ya de todo como esas veladas de estudio de flexo coqueto/mugriento leyendo las hojas de los apuntes llenas de notitas de perifollo del día. Hasta caer rendido/masacrado, torturado por la bestia del sueño que te besaba/relamía cada párpado con regusto al infinito. Sabor a ti tan despiadado que te arrancaba el alma a jirones/de cuajo salibando como un Alien ante su presa para escupirsela al diablo a la cara. Igual de lejos que ahora me encuentro ya de ningún punto/puerto de amarre nadando como el patito feo en la laguna Estigia del estreñimiento/diarreas del saber. ¡Él siempre lo ha querido así! Es el destino y no le puedo defraudar... -Cosa que me llama/llena de orgullo- Deo gratias “Gracias a Dios”, sigo vivo para contarlo/maltratarlo y darle muerte retorciéndole el cuello como a una gallina de corral en domingo de Pentecostés. -¿No eras vegano...?
