Busco el camino... que al parecer no existe xx+. más que en su desuso/ -ese deseo de llevarme a todos los sitios contigo-/ que desconociéndolos no me importarían si no te tengo. Conozco lo que me gusta y lo que a ti no, y cuanto alcanza a desagradarnos.../ porque ya me estaba fijando en otra cosa, -de no poder ser...-. Protegido bajo el eterno de cada día... ese ciclo/cielo inconstante.../ese rastrillo de gentes... ese río que también suena/sueña y se cansa junto a todo lo que se detiene como parte del potaje/paisaje que se echa en cinta/ encima de las ventanillas del auto-compasión. Las nubes, el cuervo, la rana/la rama que se acerca para acariciar su lomo/ chapa abollada del coche de carreras. Y el sueño sin la presencia de su herida/ huida en fuga arrastrado... antes de que el chapista de la razón te acaricie/devuelva lavada la cara. A todos esos accidentes, -porque así lo siento- me rindo continua-mente y entonces es cuando aparece la soledad de la realidad más vespertina, abrazada a tu cintura con su mejor traje/canción... y me duermo al escuchar tu voz de muñeca Barby -loca desquiciada-. ¿Quién hay ahí?, despierta... ¿No tienes hambre? -Me pregunta la cenicienta de mi cuenta cuentos... ¿Aún continua tu amor por el pasillo de los espejos? ¿Soy o no la más bella de tu harén? ¿Responde!! Rompe alguno! -le digo ¡A ver qué te contesta... -Y no te muevas, ahora vuelvo... -me dice Y la bruja brújula/burbuja del desamor preocupada por su zapatito/corazón de cristal se ha vuelto a ir. Entonces sé que el camino sólo lo conoce/ transita ella... y vuelo/vuelco -me vuelvo a dormir-.
