Unos calcetines

Unos calcetines embrollados    x
secos/malolientes...
como piedras glamorosas
en los bajos de la cama.

Un vaso de agua quieta/turbia
donde levitan y se ahogan
las motitas de polvo de la noche,
sueños.

Unas cortezas de luna en creciente/
uñas recortadas ayer en el lavabo
que te llevas a la cara con el agua
arañándote.
Unos pelos del afeitado -también de ayer-
como agujas en el cuello.

El pis de última hora
junto al podrido en su sarcófago blanco/
rancio.
Unos restos de la explosión
-por no haber tirado de la cadena-
todavía oliendo a “eso”, excrementos.

La bañera llena de pelos
de todos los lugares/
esquinas/alfeizar del cuerpo...
atrancada.

Una toalla húmeda que sofoca,
que no seca, con aroma a choto/a desagüe
de los días de atrás, -por no lavarla-
que te pones/echas encima.
La de los pies que apesta.
La de las manos, llena de pasta de dientes
y de mocos.

Unos galanteos cárnicos mirando
hacia el final del túnel de plata del baño/espejo
buscando como salir de allí/tú y los otros 
del todo/de todo...
crucificados en la misma imagen.

Y a tus espaldas, la puerta abierta
con una ligera brisa/corriente de ideas
que no te lleva ni aligera de ninguna cosa
aunque te enfría...alivia de tu angustia.
-Por la que desearías escapar-.
Hasta que te eches a perder de nuevo,
te pudras
y requieras de sus servicios...
Y vuelvas.

Ese es el aseo/ropa/tiempo.
Lo gastamos... y él a su vez nos consume
nos devora/nos mal cría
como si fuéramos un Niñito Jesús
de orfanato.




Lo que hago/

Lo que hago/        xx
y de cómo lo hago...
hasta ahora
me ha ido siempre bien
-más o menos-.

No me aprietes mucho
con tus endiabladas
e insistentes enseñanzas
no vaya a ser, -por un casual...-
que se corra la tuerca/
que se resbale
el tornillo
y dé en tu preciosa cara.

Tus requiebros a la medida
se convierten en caravanas
de hormigas atareadas
presurosas en llevar
su desquiciado alimento/
-tormento-
a los túneles repletos
de larvas hambrientas
que esperan siempre
algo diferente
a lo que tú les traes/
-das-.

Al dibujarme tú obra
su esbozo patina
sobre la piel helada del espejo...
Su reflejo bajo la superficie 
se evade resignado, -se volatiza-
con la ligera brisa
de tan sólo darte la vuelta/
de echar andar sobre sus aguas
...entre el cristal
por ti congeladas.

El trazado de su tiza
con esas lecciones magistrales
-que me impartes...-
Se desgastan rápidamente
en esta pared amaestrada de cemento,
en esta pizarra ennegrecida
tirando a verde/ -mierda de gato-

¡Déjame en paz de una vez,
-cariño mío...-!
No ves que lo nuestro
sólo son sentimientos mutuos
mutando a zombies.

-¡Caray...!