Me duelen las puntas de los dedos... xx La costura de los bolsillos de los tejanos aprietan mis manos, los clavan en las ingles hasta el apéndice/bazo. Tengo tanto frío esta noche que los pies son como guarismos de penado, paseando sus zapatos de goma congelada por el corredor de la muerte... Ya, el filo de las baldosas y las esquinas parecen nuevas trincheras en este drama/ejército/ejercicio de penas. Casi me resbalo/patino, aterrizo sin haber llegado en cualquiera de ellas... Tijeretas de vapor de amor redoblan mi dolor en este padre nuestro rancio. Escarabajos de lejía y ajo recorren las vías venéreas en la Vigilia Pascual de este Sábado Santo... Me duele hasta el vaho aborigen, que sale a estampidas/encapsulado... de tantas migrañas suicidas que permanecían en mi pecho abrigado. Me quedo quieto, con la venganza “envainá” mientras un silbo me rebana la garganta, -un dirigible sin rumbo donde dormitaba mi alma...-. Ya no puedo más ese mamón estirado le gusta, su mirada la delata. Me voy a mi casa/muy despacio, a ver si mañana llama... Puede que tenga otra oportunidad para reventar este relicario que nunca acaba.