Vale mucho más x+ el momento que llega cuando te sorprende sin cita previa -y no lo esperas- al que te invitan/tenías apalabrado ya sin remedio... Vale mucho más imaginarte el saldo/ saludo de un beso en el rostro del cariño evocado... que mil abrazos del mismo tras el rastro de su deseo esclavizado. Vale mucho más cien sueños, -los mismos gritos que diste al silencio-, aquella tarde cálida mientras el sol calentaba tus sesos... que cientos de realidades que te dejen después perplejo. Valen los mismos pájaros, que en su vuelo, con su canto alegran la pesada carga/ -tarea en la colmena- colgando de sus nidos la atragantada desazón que se convierte cada mañana en una celda. Valen igual tus cálidas añoranzas navegando sin rumbo... náufragas entre las naves esquivas, que intuitivas conquistaban a más enemigos de los que huían. Vale mucho más el fiel suspiro que se coloca, -ajusta la corbata- ciegamente fiel a su cita encerrado en la caja de Pandora antes de que vengas abrirla. Valen más las pequeñas acciones cuando se prestan y no te las devuelven, que las camisas sudadas en este campo/cuerpo de pasiones. Valen o ¿no vales? Es algo que debes saber... ¡cuanto antes! P.D. Tanto el mal como el bien están por igual al abrigo, en el pecho de cada uno. Siempre es más cómodo y divertido hacer el primero, porque lo sufre y/o padecen los otros, el segundo, apenas lo disfrutas. El mal es un deshecho/lastre desheredado que hay que soltar, porque si no... arraiga en nosotros y echa raíces en la distancia entre tú y el yo de antes. Tanto el mal como el bien se piensa, se siente porque forma parte del alma del instinto... -no puede ser neutro- ni en sexo/pensamientos/ni de futuros. Somos el ser que quemando sus naves cree alcanzar el cielo... -un payaso de función de tarde para niños huérfanos-. Somos un sueño atrapado en la red de araña del cazador de sueños/ -cerebro...- jugando a la guerra en sus trincheras mientras morimos -incosciente-mente felices- creyéndonos de verdad/a la fuerza fuera del sueño.