Te quiero... y debe haber un ángel x? patinando en mi pecho. Te quiero desde el azul del cielo a los pájaros marinos del desierto más yermo. Te quiero a golpes de talón... en el último banco del callejón menos siniestro. Te quiero como las nubes devoran la noche de un campamento/ -campanario en invierno-. Te quiero como al brasero de picón en el patio de un colegio -en recreo-. Te quiero y no sé qué ungüento/ -argumentos ofrecerte- en el plató de mi nao/vela al viento... Te quiero desde el aroma de esa cazuela, paseando por su tapa a ciegas, y vas, y me cuelas... ¡Já! Te quiero con coraje/ confusión y estruendo... ese que te pretende y estrangula en el más dulce de los silencios. Te quiero desde la obsidiana negra, hasta la piedra pómez de tu piel -fundido en el lecho de tu cuerpo-. Te quiero desde mis sandalias de barro a esa colina, -bancal de cinabrio-. Te quiero... desposeído de las amarras que hacen crujir mi casco en las vidrieras de tus manos. Te quiero, desmembrado... gota a gota, cuerpo a cuerpo, -de sol a sol-, en el tamiz translúcido/en ese barbecho. Pero sobre todo, te quiero... por no haberte querido antes, por no haberte amado/ -ni matado a tiempo-. Te quiero y deseo que te vayas, que desaparezcas como un ancla, ...-para siempre- a mi alma enganchada. -Ripio/rollo, sexo/drogas y rock and roll -cada vez te quiero más...- ¡¡¡Ian Dury, que eres un Ian Dury!
