Huyen las olas

Huyen las olas        x
que la arena devora
en continuos aletazos
desplegados en zozobra...
entre babeantes suspiros sin honra.

Desarbolando el casto relicario
con pregones de perpetua atonía
que dejan en cueros vivos
a la luz vidriada que las poseía.

Hasta que se apaga el llanto en bonanza
con la pueril brida de la azacaya,
esa que siega y empapa
la meseta que antes palpitaba.