Cuando yo crezco/destruyo xx? se amplía mi reino. Mis conquistas, victorias o derrotas son el cementerio de los demás con los que muero cuando pierdo cuánto tengo... Te llamas desastre pero desconozco tu intención/dirección, santo y seña, ni tus apellidos. Me acuerdo antes de conocerte de cómo era el mundo. ¡Te vengo suponiendo tanto tiempo...! De la razón que me das/has dado, escualos rondan el bote, la balsa pinchada en busca del otro disparo que acabe contigo... -Aviador camicace- La inmundicia, los reproches -todos abordo- se echan/vierten en el vaso de tu cráneo vacío para brindar por los dos y el otro yo que espera en el acantilado de las respuestas... En legítima defensa me declaro culpable/desheredado desenhebrado de la aguja que me ha de coser en estos pespuntes de nuestra agónica agonía... en el cementerio de la verdad más cercano. Como la “graná” una vez seca zarandeada contra el tronco/ramas del árbol. Soy cáscara sin grano tierno, casa refugio de los insectos que conocen de la inexistencia de mi otra no vida paralela ya sin futuro. Posada del parapléjico minusválido a tiempo parcial y de su destajo prisionero. Perdóname mientras reposo en esta lánguida morada laguna poco profunda de mis excrementos, pero es que me he vuelto a quedar dormido en el retrete. Todavía no es la hora y no te puedo atender como te mereces... Estoy en huelga de huevos/consoladores caído. ¿No ves cómo se me escapa el ánimo ebrio?, ese murciélago/vencejo de corazón y pluma negro atravesado por el dardo venenoso del pigmeo mientras intentaba cruzar vadeando el bosque de cañas/ cañaveral/campo de alcanciles lilas en flor... Y todavía quieres que te atienda, pendejo... Huye conmigo, es tu lugar lo que buscan y el tiempo perdido/propicio para que mueras aún no ha llegado. Llora desconsolado por fin en mis brazos... -No, yo no soy el que buscas. Ha sido todo por un error del apuntador mientras se caía asustado al verle las bragas al diablo. Eran rosa y de encaje. -¡Qué pasada...!