Oír/ ...huir al reloj susurrante/ xx rugiendo desde el interior de sus engranajes fiel a sus pasos/posos de tiempo/pozo del escalón más profundo hacia el último sueño... -y que no te despiertes-. Resulta un alivio mirarlo y escapar a sus garras -sin encajar un sólo golpe asesino en nuestro corazón- Crujido a crujido/traste dándole al traste/ consuelo y eco firme en su cuerda de acero flexible en la espiral disparidad de las semejanzas con uno mismo... ¿Cuántos latidos se pueden esquivar resignado -y soportarlo...- o equivocados aguantar en esta vida en paralelo a la misma frecuencia/música/ son de la máquina infernal? ¡Piénsalo bien... -¡Déjame, traidor! ¡Suelta, suelta de una vez/ sólo estoy de paso! ¡Aguanta, por Dios... -es un momento-! Las horas más tempranas del día discutiendo ...-así vamos/ somos todos-. ¿Las oyes tú también? * Publicado anteriormente 16/02/2019
Dos máquinas perfectas, pero solo a una es posible esquivar. Un abrazo.
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¡Es cierto…/ Paz,
Un abrazo!
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El tic tac acompaña mis horas,
le pone música a mis sueños
y fecha de caducidad a mi vida errante,
de un manotazo le empotro en la pared,
«reloj no marques las horas…»
prefiero vivir sin tiempo.
Un abrazo.
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¡Mejor romper la máquina…/ Estrella,
Un abrazo!!
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¡Muy buena entrada, como todo lo tuyo! Lo inexorable que resulta no poder detener el tiempo…pero bueno tienes alternativas, o dejas de lado mirar cualquier reloj o pensar que lo que vives cada día solo es la realidad aparente, que no existe. Un cordial saludo, Lucio amigo.
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¡Entre lo que no existe y lo que pasa…/ ahí estamos, amigo Daniel,
Saludos cordiales!!
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¡Muchas gracias…/ Miguel de Luis, por la inclusión en tu BITÁCORA 1.
Saludos cordiales!!
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