¡Y luego dices…

¡Y luego dices... que te digo cosas!      xx 

Hay unos ojos parecidos a los de los bichos
        de La Guerra de los Mundos acechantes/
delante y detrás de cada tarea que emprendo
-cerca de ella o a su alrededor...-
Conforme ataco la obra se va desliando
una serie de secuencias de otros días
clavadas/pegadas en la retina de la memoria
                       -como estaño fundido-.

Me acuerdo antes, durante y al final de cada movimiento
de cuales fueron sus correctivos... sus dichosos 
-toques de atención-
Y no puedo más que maravillarme
de lo preparado que estoy para las tareas del hogar.
A veces... incluso gozo haciendo justo lo contrario
-cuando no me mira o no está-.
O se va de compras o sé que va a tardar...
o que no lo va a ver después.

¿Me estaré volviendo loco por darme en el gusto
de esa manera tan rara?
¡Bueno... creo que es un ejercicio/maniobras
para la descompresión
-y ya de paso/ 
para ver si descubro/calburo algo...-

¡Mire mi querido lector... lo que me dice
cuando despistado cometo –según ella-
algún fallo, alguna falta garrafal/puntual!

El sexo/género que tiene, -del que goce usted- 
no importa.
El uno... -si es hombre- para corroborar mi historia,
el otro para que tomen buena nota de lo mal
que se pueden hacer las cosas o 
-por si se os ha escapado algo con vuestro alfeñique- 
y sigáis así/encima, sin dejarnos respirar.
¡Qué vais a llegar muy lejos...!!!!

Vuelvo al tema -secuenciados por escenarios...-
Pasen y vean la maravillosa historia/
-de lo qué trata...- la función va a comenzar ! 

Que si en la cama al amanecer: 

¡A ver si te despiertas de una vez! 
¿Para qué tanta prisa?, -es fin de semana...-
            ¡por si no te has dado cuenta!
Nada más acostarte te duermes con tanta facilidad/
¡qué felicidad, qué envidia!
Yo en cambio no he podido pegar ojo, además...
no paras de moverte/roncar y te llevas la ropa,
-tengo que estar peleándome contigo toda la noche-.

Cuando nos levantamos:

Ahora cuando hagas las camas...
-que yo ando muy liada y no tengo tiempo-
estira bien las sábanas ¡A ver si las hicieras bien
de una vez...!
        Las de ajuste por debajo del colchón/
        -bien tensas a las cuatro esquinas-.
No tengas tanta prisa, 
espera que se airee un poco la habitación,
-no hace falta que abras tanto que no es un escaparate-
y se llena de polvo/acuden los bichos...

En el baño:

¡Un día me voy a matar!, -tiras agua por todas partes...-
El desagüe lo dejas siempre lleno de pelos.
¡Vale que los quitas algún día!
Cambia el rollo de papel que parece 
que estuvieras esperando a que lo haga/ponga yo, 
-procura que cuelgue por delante-.
¿No piensas sacar la toalla?, tiéndela al sol 
que luego huele.

Haz el favor de cuando hagas de vientre,
tirar de la cadena -cuanto antes- que se pueda entrar...
Cuando orinas lo dejas todo lleno de “chispotazos”,
¡a ver si apuntas mejor!
Levanta la tapa del váter, -cuando termines la bajas-.
Me lo encuentro todo lleno de pelos cuando te afeitas.
¡Qué asco, por Dios...!
Deja cada cosa en su sitio y cierra el armario.
No rellenes el gel/champú con agua al agotarse,
-estira la cortina...-
Después de cepillarte los dientes no te limpies la boca 
en la toalla de secarse las manos que está toda “refregoná”
y llena de pegotes…
-La toalla sólo es para secarse-.
Enjuaga bien el cepillo de dientes...

El espejo está lleno de gotas/chorretes, 
     ¡tú sabrás a lo que te dedicas...!
-Apaga la luz si no piensas volver-.
¿No había otra colonia que oliera peor?, ¿para qué tanta...?
¿esa parece que está pasada?
¿Quién está gastando/ha cogido mi crema, mi champú
mis pinzas, mis tijeras, mi manopla, mi esponja?
¡No hay nada en su sitio...!

En el desayuno:

El café te sale cada vez peor.
¡Uagg, qué malo... -esto no hay quien se lo beba-!
Las tostadas sabes que me gustan medio quemadas
-no le pongas tanta azúcar- ponle poca mermelada, 
la mantequilla sólo untar, el aceite 
un poco más...
Hay migas por todas partes, no guardes la tostadora
-todavía está caliente-.
La taza con sólo dos sacarinas.
¿Para quién es tanto desayuno?, ¡por Dios!,
-vas a hacer que reviente...-

¿No piensas ponerme de eso?
¡Aparta... si lo vas a hacer así ya lo hago yo!
¿Es que no hay zumo de naranja?
¡Tú me vas a decir lo que tengo/voy a desayunar!
-Quita que estás siempre en medio...-
Sabes que recién levantada no me gustan las bromas
¡Por favor, ni te acerques, ni me hables.
Cuánta tontería por la mañana temprano.
-Ahora te ha dado por las pesas...-
Pon algo debajo cuando te eches en el suelo.
Cada vez tienes una manía nueva
-...las cabezas no están bien-.
                             
Que si la ropa, la colada, la plancha:

Si no te vas a poner eso guárdalo -que dejas la ropa
de cualquier manera/en cualquier sitio-.
¿Para qué crees que existen las perchas o el armario?
Tienes tu lado al montón, el día menos pensado va a estallar.
El cesto de la ropa está hasta los topes...
-no te va a pasar nada porque aprendas a poner una lavadora-.
Cuando dejes algo para lavar en el cesto 
mira bien los bolsillos
-y dales la vuelta...-

No sé para qué tanta ropa si luego no te pones ni la mitad...
Mira a ver/si está/ -que la he oído centrifugar-/
¡Coge el barreño y haz algo de tus manos...! ¡Tiende,
que te pasas el día sin hacer nada...!-
No tiendas del derecho, -no vuelvas la ropa por el cuello
que lo ensanchas- no tapes las ventanas 
que pase el aire/la luz...

Las toallas tiéndelas delante que les dé bien el sol,
-pon el cubo debajo si ves que gotea algo-. 
Los calcetines por la pinta
las bragas y los slip de las orillas sin doblar, 
-sin estirar y vueltos-.
Las camisas/camisetas/suéter en perchas... No sacudas
con tanta fuerza que vas a romper las prendas
-con pasarle un poco la mano basta-.

Pon orden en el cesto de las pinzas...
-la ropa creo que ya está seca- ¿No la vas a recoger?
No la dobles de cualquier manera.
No hay nada para ponerse, la silla de la plancha
está hasta los topes, 
-llevas más de una semana sin planchar...-
¿Cuándo tienes pensado hacerlo? A tus hijos ya sabes
que les gusta echar mano de sus camisas 
y tenerlas en orden/ -listas/planchadas...-

No tengas la plancha encendida tanto tiempo al máximo/
el agua échasela con cuidado, -apágala primero-
No aprietes/te apoyes en la tabla, no mojes tanto...
¿Cuantas rayas tiene este pantalón?
¡Anda que te has lucido con la camisa!
Las camisetas casi estaban mejor sin planchar.
Guarda las cosas en los cajones -sin hacer líos-
que lo cuelgas todo de cualquier manera...

Anécdota:

Cuando recojo la ropa estoy cosechando porciones
trozos/trazos del dibujo/segunda piel 
que visten los cuerpos que mejor conozco...
¡-Y lo bien que huelen...- al suavizante!
Luego puestas ya somo otro diferenciándonos
al fundirse el olor de nuestro cuerpo/ -peculiar...-
O cuando plancho, el vapor sube a ráfagas 
-vaho de la máquina-
con ese aroma a ropa limpia/abrasada/casi quemada
inundando la totalidad de la habitación/casa.
-Tiene su cosa...-

En la comida:

Corta el pan en la bolsa, 
-que saltan las migas para todos lados-.
No llenes el vaso hasta arriba, 
no lo cojas por el filo/ borde...
No pongas la botella/ -botes fríos en la mesa- 
que sudan y se moja.
¿Para quién es tanta servilleta?
Si te pones la comida lejos goteas, acércate más el plato
no cargues tanto la cuchara/bandeja...
-Hay platos y/cubiertos... ¿lo sabes?-.
Madre mía te comes todas las sobras
un día te va a dar algo.
La silla más cerca de la mesa, trae algo para echar los huesos
este cuchillo no corta, la fruta está demasiado madura/verde...
El frigorífico no es un armario, no lo tengas 
tanto tiempo abierto
-no te apoyes en la puerta que se descuelga...-
Sécate bien las manos que lo vas llenando todo de chorretes
-pasa la bayeta humedecida por la encimera cuando termines-.
No amontones las migas al filo del fregador
-escúrrela y ponla que se seque- que si no huele.
Los cubiertos no están secos todavía, no los guardes
No piensas fregar la bandeja, -está llena de manchas 
y de pegotes secos-.

En la compra: 

¿Para qué tantas cosas, dónde las vas a poner...
No te das cuenta que compras por comprar
-no te has fijado 
que todavía  quedan tomates-
se van a echar a perder... Los ajos están fallutos
las cebollas llenándolo todo de cáscaras
-las patatas verdosas y con “grillones”-.
Hay que gastar lo que hay antes de comprar de nuevo.
¡Sólo piensas en comprar... cómo si te sobrara el dinero!
Para qué tanto dulce?  No te das cuenta
que tienes el armario lleno de marranerías...
-a nosotros no nos hace ninguna falta-.
¡Sabes que se cansa uno1 siempre de lo mismo!
Otra vez de eso, podías cambiar algo/un poco...
Tanta galleta, tanto chocolate... es una bomba de relojería
-colesterol puro-.
No compres plátanos que engordan/-compra plátanos
que tienen mucho potasio-.
¡Podías haber comprado más grande la sandía
ni cortada por la mitad cabe en el frío!
También existen los melones, las ciruelas, los albaricoques...
Los melocotones sabes que me gustan en su punto, 
las manzanas una al día, la uva sin hueso...
¡Te has fijado qué sólo compras lo que a ti te gusta?
-caqui, chirimoyas, mango, aguacates, cerezas-
¡No te das cuenta de que eso sólo te lo comes tú!
Los yogures la mitad caducados...
-ya sé que te los comes- pero por favor, no compres más.
El embutido no cabe en el taper.
¡No hay nada para picar! A ver si te acercas a la tienda
-cuando tengas un rato-.
Coge la tarjeta de compra, que todo el gasto lo llevo yo...
Ya me contarás algún día qué haces con el dinero?

Con la fregaza:

El agua con fuerza salpica, cierra un poco más el grifo,
-no hay necesidad de estar todo el tiempo con el agua caliente-.
¿Huele a gas...?
El agua fría no limpia nada/ -no pongas tanto lavavajillas-
además de enjuagar haz el favor de pasarle la mano.
Seca los cacharros antes de guardarlos, ponlos antes
a escurrir y deja esa manía tuya de pasarte las manos mojadas
por los brazos/la cara, -que lo llenas todo de agua-.
¡Menudo "charquero" haces a tus pies!
Luego me toca a mí fregar...

En la casa:

Al llegar de la calle...
Estás dando vueltas y lo estás llenando todo de tierra
-ponte las zapatillas/ya-!
A ver si las lavas o le pasas un paño a las suelas.
No te das cuenta de que vas arrastrando los pies
-vas taconeando- parece que no sabes lo que vas a hacer...
como un alma en pena.
Cuando saques la bolsa de la basura hazlo con cuidado, 
no tires que la rompes y después acuden las hormigas
o te vas pegando, -hazlo con cuidado-.
La llenas hasta los topes y así va...
No levantes con tanta fuerza las persianas, baja los toldos 
a la mitad/ -deja las puertas pegadas al imán-.
¿Vas a coger esto o lo hago yo? ¿qué hace eso ahí/
es por algo...?
No olvides pasar el cepillo también por las ranuras.
Seca bien el mocho de la fregona, -pásalo cuantas veces 
                                      sea necesario-.
No sacudas el polvo que lo cambias de sitio...
pasa un paño húmedo/-espera que se seque-.

En el salón:

¿Vas a empezar a moverte de una vez... -o lo dejas
para mañana-?
Desde que te has despertado de la siesta
no has hecho nada de tus manos.
Tienes algún problema... porque cada vez te veo más espeso.
-Será cosa de la edad-.
¡Para qué me pides el mando si ya te estás durmiendo!
Me voy a la cama esto no hay quien lo aguante
esta película es un rollo...-¡no ves que sólo te gusta a ti!-
¡Te aclaras o no/ con lo que quieres ver?
¡No había otra cosa mejor...?
¿Cómo puedes saber lo que hay si lo pasas tan rápido?
Vuelve a ese, -al que no has podido ni ver...-
es justo lo que andaba buscando, -déjalo ahí-.
¿No oyes...? Bájale voz que te vas a quedar sordo.
Cuanto ruido hay en la calle, -no se oye nada-
quieres hacer el favor de subir el volumen!
¿Tú oyes lo que dicen... porque yo ni me entero.
-Tendrás el culo entumecido- llevas toda la tarde/noche
sentado en el mismo sitio. 
Cuando te levantes estira la funda y pon bien los cojines...
¿Vas a cenar...? -Anda hazme algo-.
Vámonos a la cama que llevas ya un buen rato durmiendo
no vaya a ser que luego te dejes la tele 
o alguna luz encendida.
¡Es que.../ vas cómo vas...!
Duermes más que las mantas viejas, te pasarías todo el día 
durmiendo -quién te ha visto y quién te ve-.
Vente que me calientes los riñones que la cama está helada.
¡Ufff... no ves que hace mucho calor...¡Aparta!
Parecemos dos hermanitas de la caridad/amigos en la cama.
-Antes siempre pensando en lo mismo y ahora  ni caso-.
¿Tienes algo por ahí... para mí?
¡Déjalo... no ves que no tengo ni chispa de ganas!
-Acércate/arrímate un poco más-
que tengo los pies como el mismo hielo.
No te vayas tan lejos que me entra frio, -anda abrázame
por detrás mientras leo...-
¡Es que... hijo, no hay manera humana alguna 
                     de que coincidamos...
¡Mañana, que hoy estoy muy cansada.
¡Ves...todo es empezar, -siempre te lo digo-.
No te molestes, hoy no estoy de ánimo.
Ya voy entrando en calor...
¡Te he dicho que por favor... no insistas!
¡Anda que te has lucido! ¿Qué le vamos a hacer...!
Casi he llegado, pero no importa... -otra vez será-
¡Tú sí, verdad?

En el coche:

¡Que mal huele, pero qué sucio está!
¿No piensas lavarlo? No me digas que no tienes tiempo...
Ese roce no estaba antes... 
-por lo menos yo no lo había visto-
¿Cuándo/cómo se lo has hecho, -qué te ha pasado...-?
¿Para donde vamos? /Ahora tendrás que insistir
con el intermitente en la rotonda.
No te das cuenta de que vas por el carril contrario/
equivocado...
Se ha puesto rojo/ -no ves que ya está verde-.
¿Para donde crees que vamos...?
Deja de mirarla, -te crees que no me he dado cuenta...-/
¡qué vamos a chocar.
¡Menudo viejo verde -en lo que te estás convirtiendo?-!
Cierra la ventanilla que tengo frio/-abre un poco 
que se ventile esto...-
El asiento parece que está echado para atrás.
¿A quién has subido/montado en el coche?
La guantera está llena de líos, -no sé dónde están los pañuelos-.
¡No tienes más cosas que colgar en el atado ese!
Por qué no esperas a que el semáforo se ponga rojo para ellos
-y así salimos más seguros...-
¡Piensas ir de esta manera... Porque me llevas 
todo el rato nerviosa, -desde que salimos/en vilo...-
No has visto que ese quería girar.
¡Uffffff... que "hartazón" de coche!

De compras o paseando:

Siempre eliges lo más caro, -ni que tuvieras imán...-
Eso no te queda bien te hace más gordo, eso tampoco 
pareces más bajo, eso no... 
-ni que fueras ahora un chaval de quince años-.
¿Has vuelto a la edad del pavo?
¡Por favor... no paras de mirarte en los espejos.
¿Has elegido esos zapatos.../ -no tenías unos igual-?
Lo vas a llenar todo de polos, las camisas a cuadros, 
los pantalones... -hay otros además de los vaqueros-
Anda... a ver si vistes un poco arreglado
-que parece que vas siempre con lo mismo-.
¿Te vas a poner hoy otra cosa... lo de ayer no estaba sucio,
-ni que fueras modelo-. cuanta tontería, Señor...-
Parece que llevas el pelo algo sucio/grasoso... 
podías pelarte que siempre tienes la almohada gris.
¿No te vas a recortar los cuatro pelos de esa barba tan horrible?
¡Te has mirado la pinta que llevas...!
¡Madre mía que corte de pelo, -ni que te fueras a la mili...-
No te podías haber rapado más la barba...?
Las gafas parece que las lleva sucias, -no sé cómo puedes ver-
Ponte de este lado que por ese oído no oyes ni gota.
¡Cada vez estás más sordo! ¿Cuándo piensas ir al médico?
Estate quieto, -no estés tan encima sobándolo todo-.
Eso no nos hace ninguna falta...-ni a ti, ni a mí-
¿Quieres no rozarte más! Anda, pasa conmigo al probador
a ver como me queda esta camisa/sueter7sujetador...
No dejas de mirar a la dependienta, 
-ni que te la fueras a comer...-
¡muchacho!
No hace falta que te enrolles así/tanto.
¡Tú sabrás de lo que vas...!
¡Has visto esto qué mono, crees que me puede quedar/
vendría bien? ¡Ven... échale un vistazo!
¡Por Dios... parece que te molestara venir de compras!
¡Qué... esa también te gusta? ¡No paras de mirarle el culo
a toda la que pasa... -te vas a romper el cuello-!

De marcha, comida o cena con los amigos/ o la familia: 

¿No te gusta el sitio/ es eso...?
¿Has venido aquí antes? -Parece que no está mal...- verdad?
No apoyes los codos, no metas las manos debajo de la mesa.
¿Dónde has puesto tu servilleta? ¡Tus cubiertos son esos!
¡No has parado de hablar desde que nos sentamos...
-descansa un poco hijo-!
No ves que te prestan atención sin ganas, ¡eres un “pesao”!
No insistas tanto al camarero, ya vendrá... 
y trátalo de usted -qué no lo conoces de nada-. 
No repitas más las cosas...
-De eso ya tienes bastante...- ¿No vas a probar eso?
¿quieres más pan? Hay rosquillas. ¡No bebas tanto vino/cerveza!
¿Te pido otro bote de coca cola cero?
Hay patatas...¿Te pongo unas pocas?
¡Deja algo para los demás, qué cuando te gusta una cosa...!
¡Deja a tu hijo tranquilo, -no le insistas más- 
no ves que no le gusta! ¿Le has puesto de eso...?
A ver si se queda con hambre/sin probarlo.
¿Has pedido caballitos, calamares, tigres, pulpo, marinera,
salpicón...? -es lo que le gusta-.
No pidas tanto, espera un poco, que luego sobra 
o nos hinchamos...
Hay otros etcéteras.../un montón, -pero sería demasiado
pesado ya- + aún?

Y así...
por donde quiera que eches te pilla el toro.
Luego te dices/te planteas... -al poco-.
De lo que haga...
¿Cómo me voy a llevar el menor correctivo/riña?
Y entonces me decido y surge una nueva escena/
parodia de esta catarsis de feria 
-la de descentrarme del todo 
y de su totalidad-

El de asistirme como si fuera un paciente de hospital...
-Me mimo- llamo a la enfermera a cada momento y duermo
sobre todo duermo, mientras llega alguna visita/
médico/vecino y me distrae de mí preciado tesoro...
La paz interior, el reposo con uno mismo
-lejos de la mundanal vertebración-/
vertedero/desechos de la sociedad... -las quejas 
que se hacen interminables-
Caricaturas de lo que debimos ser en el comienzo 
de la civilización...
Ufff que largo me lo fio, -y la explicación
tampoco es nada corta-

Vuelvo, a lo del tema de pareja y eso...

En el fondo lo soporto, igual que ella -me imagino-
el embrollo...
Porque hasta ahora seguimos en lo mismo.
Espero que alguna vez todo esto cambie, 
nos modifique en algo
y podamos encajar de nuevo las piezas del puzle...
Pero por los ejemplos que he vivido a tiempo real 
-en otras parejas-
incluso ha ido/va a peor...-¡Dios dirá!- y nosotros
                                 si podemos/elegimos...
Os habréis fijado que tiendo a dejarlo todo en manos de Él.
¡Anda... para que luego sea verdad eso que dice alguno
de que no existe!

Pienso y creo que mientras te puedas decidir...
–y me refiero al tema de la pareja-
es como una especie de cuota de libertad compartida 
voluntariosa...
Pero el tiempo amontona las desdichas
encima de los momentos felices sin dejarlos respirar
y al final... -muy en el fondo- ya no podemos dar con ellos.
Mientras recapacitas y te preguntas que coño hacemos 
-así aquí...-
Entonces te vas a la cama y esperas que el día pase, 
y salte contigo
al otro lado del mundo/del todo...

De esta manera se van cumpliendo/complicando los años, 
las horas
-como una horda de salvajes...-
sin darnos tiempo a cambiar de estado civil/ni mental.
A la postre prisioneros de algo más que de uno mismo.
[Somos todo lo que fuimos... 
y de lo que tuvimos al lado -su secuela-]

¡Triste como la vida misma... sí!
-Siempre ha sido un decir esto último-
pero qué razón tenía el que lo inventó/lo pensó/lo dijo
por primera vez.

¡Chao bocas abiertas!¡ojos como platos! 
Esto no ha hecho nada más que empezar...
Lo bueno viene ahora, y está en tus manos
en este preciso/precioso momento.

¡Ánimo colegas!
Si te rindes, el demonio se partirá de risa
y los angelitos lloraran...
¡Bueno! Yo ya he terminado.
¡Tú, a qué esperas!

¡Ah, estabas pensando...!
Eso también te vale/cuenta como ficha/tirada de oca/
parchís/scrabble?
La cuestión es haber jugado y no perdido 
                 más de lo que tenías...

Somos dichosos 
-y de la queja su motivo-
Nada que no se pueda remediar...



* Publicada anteriormente 1/MAYO/18



23 comentarios sobre “¡Y luego dices…

  1. Hola, Lucio,
    Creo que es el poema más largo que te he leído.
    Ja, ja, me he reído a borbotones, aunque espero que sea pura ficción y no contenga apuntes autobiográficos de tu día a día con tu pareja (si es que la tienes). Como comenta elcorazondelmar, no había leído nada con tantos detalles, excepto algunas novelas del realismo o, más exactamente, de su exageración que es el naturalismo. Sólo que el detallismo de dichas novelas suele ser más pesado que un plomo, y lo tuyo, como digo, es divertidísimo.
    Por si fuera poco, conocí a una pareja «feliz»… hasta que ella se separó después por cosas como las que cuentas aquí del váter y alguna más.
    Un abrazo

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  2. Pues sí, las mujeres podemos ser un poco puñeteras, a veces, no siempre. Y vosotros un poco manazas, a veces, no siempre…
    Tuve un marido a la vieja usanza, decía que no hacía nada porque seguro que no lo hacía a mi gusto, así que nunca lo probó.
    Estar solo/sola y que no te vayan detrás, aunque sea criticando, es muy deprimente, se echan de menos hasta los reproches.
    Besos, Lucio.

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