Con el aro más santo xx de la luna blanca en el azul más negro... Dislocada por fin la madrugada tejo la noche reventando estrellas. Sobre la cabecera esta bombilla encendida destilando espejismos... En las ascuas de sus filamentos revelo cada sueño pero su negativo es siempre la puta realidad. Su corteza lisa de espejos ciegos es la sala de despiece. Laberinto donde me encuentro y me pierdo. Sin ningún hilo que seguir ni del que tirar -desde donde me encuentre- que me garantice un nomo de sapiencia... Flameado/manteado al cielo huelo a desencanto/ A carroña podrida que necesita de algunas especias para no oler tan mal. Seco en el campo de las horas huerto muerto de los días... con ese sabor a hiel que todo lo aborrece. Con este remiendo de piel del mundo tan grande que me embute por completo... Necesitaría un respiro/algún tipo de tregua para acabar de una vez con este tormento/alumbramiento... O quizás haber padecido en el pretérito una huelga de hambre fetal y no haber nacido.
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Magnífico poema con un final tan potente como lapidario, en busca de nacer a otra vida. Bravo
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La noche es el refugio de los fantasmas
que, invisibles, nos persiguen cada día.
La vida es camino solo cuesta arriba,
invitando en la puerta está la muerte,
y, sin siquiera ofrecerle una tregua,
le daré un fuerte portazo en las narices.
Un abrazo.
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Gracias…Estrella/
Otro abrazo para ti…
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tus finales son impactantes, ya te lo comente, y este no podía ser menos. enhorabuena
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